Píldora 16: somos seres emocionales

Las emociones hacen de nosotros lo que somos. Son de distinta naturaleza, y según la que sea así nos comportaremos en cada momento. Gratitud y perdón son dos de las más importantes. ¿Cómo nos afectan? ¿Cómo somos cuando nos dominan? Lee las líneas que siguen. Te vendrá bien.

Las emociones están presentes en cualquier parte de nuestro universo. Nos ayudan a adaptarnos, como el miedo, o a comunicarnos, como la tristeza o la alegría, y nos acompañan permanentemente. Pero, antes, ¿te apetece tomar algunas de las píldoras que tienes disponibles en fechas anteriores. Puedes hacerlo aquí.

Cada pensamiento produce en nosotros una emoción. Las emociones no se producen como consecuencia de los acontecimientos que nos ocurren. La mecánica es distinta: los acontecimientos producen un pensamiento y el pensamiento crea la emoción. No sentimos miedo ante la visión de un policía de tráfico, sino ante el pensamiento de que puede multarnos si conducimos a demasiada velocidad. De lo que se deduce que eligiendo nuestros pensamientos, podemos sentir emociones positivas o negativas.

Tú eliges si te sientes bien o mal, así de sencillo. Si normalmente te sientes mal, vigila tus pensamientos porque son ellos los que crean el malestar.

Entre las emociones negativas más destructivas está la CULPABILIDAD. Sentirnos culpables es algo común en nuestra cultura judeo-cristiana; hemos sido formados con la culpa y esta emoción nos ha producido, a lo largo de los años, un daño emocional tremendo. Si lo piensas, la culpabilidad siempre está relacionada con hechos del pasado y el pasado no se puede cambiar. Entonces ¿de qué sirve? 




¿Qué papel adaptativo cumple esta tóxica y terrible emoción? Sólo consigue causar dolor. Otras emociones negativas como la ira si tienen una función adaptativa. A pesar de que no nos aporta bienestar, la ira permite que descarguemos nuestra frustración y no terminemos somatizándola, desarrollando enfermedades.

Entre las emociones positivas que universalmente proporcionan un mayor sentimiento de bienestar están la gratitud y el perdón. Esto que suena un poco a catecismo, tiene un efecto similar al de un Valium para los que se sienten deprimidos. El hecho de sentir estas emociones genera en el organismo sustancias que nos producen placer y que se descargan en el torrente sanguíneo.


Agradecer cada noche aquellos momentos positivos que hemos vivido durante el día nos ayuda a percibir nuestra vida de manera más positiva, con más calidad, a centrar nuestro foco en aquello que hemos vivido que nos reporta placer. La GRATITUD es, sin duda, el mejor ansiolítico natural que existe. El PERDÓN por su parte, elimina rencores, frustraciones y nos permite reconciliarnos con el pasado, nos libera de los recuerdos que generan emociones negativas y que nos dañan de manera implacable.

Cuanto más practicamos el hecho de escoger conscientemente nuestros pensamientos, desechando la culpa, los juicios negativos, la envidia y otros, conseguiremos que las emociones negativas tengan menos presencia en nuestras vidas y sentiremos satisfacción generada de manera natural.


PRACTICAR LA GRATITUD: EL DIARIO DE GRATITUD
Cada día puedes anotar en un cuaderno las cosas por las que te has sentido feliz durante el día y por las que te sientes agradecido. Es posible que también hayas tenido episodios negativos, pero haz el esfuerzo de centrarte exclusivamente en los positivos. Si es posible, hazlo antes de dormir para que la sensación positiva contribuya a conciliar rápidamente el sueño.

Si es muy complicado dedicar un tiempo diario, dedícalo semanalmente. Experimenta sus efectos, al cabo de pocas semanas.


LAS ETAPAS DEL PERDON
En ocasiones, la falta de perdón se arrastra durante años y genera un rencor que es un veneno que quema por dentro a quien lo sufre, no a quien lo causó. Es por eso que si perdonas, te liberas tú.

Estas son las etapas:
Primera etapa: Reconoce el daño y las heridas causadas, identificando qué emociones han estado implicadas. Es decir, describe qué pasó y que sentiste hacia esa persona que te hirió.

Segunda etapa: Escribe una carta dirigida a la persona a quien quieres perdonar en la que le expreses el dolor que te hizo sentir, expresa tus emociones (ira, resentimiento, dolor, tristeza…). Es necesario que lo expreses. Después puedes no enviar la carta y quemarla incluso, pero es necesario que la escribas para poder descargar esas emociones negativas.

Tercera etapa: Cancela la deuda. Es necesario sentir sinceramente que eximimos a la otra persona de la culpa, que cancelamos la deuda que tiene con nosotros para conseguir liberarnos de ese peso. Esta es la etapa más complicada, pero necesaria.

Cuarta etapa: Reconciliación. El perdón sería total si pudieras expresarlo directamente a la persona que causó el daño. Esta etapa es complicada de ejecutar pero permite liberar totalmente la carga. Considera incluso la idea de desearle que sea muy feliz.

Si necesitas más información o quieres comentarnos algo al respecto de este post, puedes escribirnos a info@emotionhr.com.

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